13.9.03

bitácora fragmentada y casi fiel (la memoria a veces no me ayuda como quisiera) de un atentado poético.

los detalles del arribo a Marco no son relevantes, baste saber que llegué tarde pero seguro, mi condición física deja mucho que desear cosa que los ahí reunidos (aNdAiRa, Piso Trece, el Tiburón3 y su novia Gaby) notaron a simple vista. Una pila sustanciosa de libros yacía en el piso, buenos y excelentes títulos listos para perderse entre las calles regias bajo el sol picoso de septiembre.

primer caso: la chica de la rosa.
la flor entre sus manos le daba un aire de inocencia contrastante con ella misma. Creo que fue una de las personas más sorprendidas, pues de pronto y sin decir agua ya había colocado en sus mano un ejemplar del Mio Cid. No supe que murmuraba su amiga, supongo que sintió algo de envidia porque no tenía rosa ni libro.

segundo caso: estación del metro.
una pareja de enamorados iba caminando por los pàsillos de la estación Zaragoza, creo que algo sospecharon al verme cargando los ejemplares. Estaba indeciso acerca de cual poner en su camino, así que lo dejé a la suerte y ahora esta tierna parejita, amenizará sus ratos libres leyendo acerca de las conspiraciones políticas, de esas que levantan ámpula, en nuestro país.

tercer caso: la mujer de negro.
ok, la ví tan concentrada viendo una bandera mexicana en un aparador que me pareció gracioso interrumpir su patriótica meditación con Miguel de Unamuno. No resistí la tentación de voltear a ver, pero ya se había ido con todo y libro. Orale!!

paseo en el metro: caso número cuatro.
mi idea era llevar parte del atentado a la alameda, así que tomé el metro. estaría ahí en dos estaciones, muchas peronas subieron en la estación Fundadores, así que preparé un ejemplar mientras nos acercabamos a donde debía bajar. Llegamos. Es típico que cuando algunos quieran bajarse del metro una inmensa mayoría quiere subir, todo sucede casi al mismo tiempo. Entre la confusión dejé el libro en el asiento que había ocupado, y el cual, varios pasajeros iban a disputarse. Alcancé a escuchar "joven su libro, su libro!!" al cerrarse las puertas del vagón.

quinto y último caso: el grillito.
por fin en la alameda, con los árboles que gritan color verde, y a su sombra los ancianos. Sentados con recuerdos almacenados en las manos que trabajaron por años, en los ojos que vieron a la ciudad cambiar de prisa.
Las palomas que bajan de sus nidos invisibles (una por poco y me ensucia) a comer migajas y vuelan asustadas cuando uno de los tres niños corre tras ellas. La señora lo llama, junta a todos y se dirigen a la fuente de Cri Cri con sus figuras de Negrito Sandía, Ratón Vaquero, la Patita que eternamente va al mercado con rebozo de bolita.
Era el último libro. Mientras la señora le explicaba a dos de sus hijos quienes eran todas esas criaturas, el niño con vocación de espanta-palomas, ya tenía "Viaje al centro de la Tierra" bajo el brazo.

Me alejé para beber algo.





Comments: Publicar un comentario



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?