29.7.04

pronto, de una forma u otra, todos volveremos a casa

12.7.04

POR CAUSAS DE FUERZA MAYOR ESTE SITIO NO SE ACTUALIZARÁ, QUIZÁS, EN MUCHO TIEMPO. EN ESTE MOMENTO LA SALUD DE UN SER QUERIDO SE ENCUENTRA EN UN PUNTO MUY DELICADO. OJALÁ Y EN UN FUTURO PUEDA DAR BUENAS NOTICIAS, POR LO PRONTO ESTAREMOS A LA EXPECTATIVA Y AGRADECIDOS CON EL APOYO DE TODOS.

CUIDENSE Y HASTA LUEGO

9.7.04

¿Pero, y si del otro lado no hay nada?

7.7.04

Solo en esta ciudad los empleados de paraestatales reciben un pago -y muy bueno- por no solamente no trabajar sino por jugar, dormir, ingerir alcohol; todo ello en instalaciones obsoletas de generación eléctrica gracias a un aún más obsoleto contrato colectivo de trabajo. Solo aquí es posible la insultante pobreza que mantiene medio vivas a las personas con una taza de café negro, un puñado de frijoles guisados y algunas tortillas -todo fiado- conviviendo con un parque para mascotas de primer mundo que incluye agua potable, área especial para los desechos, vigilancia y por supuesto muchos árboles. La ciudad es un sitio de sucesos curiosos donde los infartos cerebrales te dejan sangrando, lleno de moretones y con la nariz rota. El trato a la delincuencia es proporcional a factores tales como apellido, contactos sociales, lugar de residencia, canal de TV que se lleva la exclusiva, etc. En lo último que se piensa es en el delito por sí mismo.

De hecho, es lo último que se hace en esta ciudad: pensar.

3.7.04

sucedió hace diez horas, un año, ayer.
tomé el camión a casa , el de la ruta larga que pasa por el centro, con los audífonos llenos de música para traer lugares destinados a solo mostrarse bajo el influjo del surf y su ritmo sin letras. tomé asiento atrás de ella, por la ventana pasaba el típico aire con restos del tráfico de un viernes por la tarde el camión se movía en primera o segunda, la tercera era un sueño lejano y los ojos de ella acariciaban las letras de un libro muy grande, en las páginas cercanas al final. tardé dos semáforos y varias calles para decidirme a hablarle lo hice justo al pasar frente a la librería de viejo en que a veces busco, me quité los audífonos: murmuraban lo que yo sabía después de oir ese disco varias veces. saludo sonrisas nerviosas ¿qué lees? caracol beach ¿te ha gustado? sí -recordé que yo había buscado ese mismo libro hace tiempo- ¿dónde lo conseguiste? ahí señaló la vieja bodega donde cajas amontonadas en la puerta esperaban su turno para ser vaciadas en los estantes. te lo gané eso parece silencio un timbre de bajada no se despidió bajó una calle más adelante tampoco volteó y seguí mi camino acompañado del reproche por no haber preguntado su nombre y sobre todo por no haberle pedido el libro prestado. me coloqué los audífonos pero estaban en silencio, las pilas se habían terminado.

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