1.10.03

A la orilla del mar de lodo tóxico hay un enjambre de insectos color ceniza, parecidos a langostinos con alas. Él se mete en la nube zumbadora y viviente dando manotazos, metiendo en un saco los insectos que atrapa para comerlos secos en invierno. Algunos lo atacan clavando su aguijón de punta doble pero mueren al chupar la sangre contaminada de Agustín.
Pero él no come los que se quedan clavados en su piel, ya no sirven.
Al sacarlos, dejan una cicatriz parecida a un cráter.


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