6.11.03

un relato arrugado

Se dice que en Mante solo borracho o loco puede alguien vivir.
Don Pablo estudió hasta primaria, en su época algo así era todo un logro.
Se casó muy joven con una mujer de Veracruz llamada Angela quien fue bautizada así porque estuvo a punto de morir en una epidemia de varicela cuando tenía solo unos días de edad.
Pablo y Angela criaron quince hijos de los cuales sobreviven doce.
Nunca salieron de Mante excepto para la graduación de uno de ellos en la capital. Cuando no tenía papel, Don Pablo rayaba sus pantalones con cálculos de áreas y distancias; nóminas, préstamos y semillas, que aprendió a hacer con unos libros comprados con costales de sorgo. Uno es de geometría encuadernado en color azul y el de aritmética rojo, aún se conservan en un librero pero nadie los usa.
Había en su casa un perico mal hablado que comía cacahuates salados y gritaba cuando los niños necesitaban comida o un cambio de pañales. Angela iba al cine con su nuera a ver películas de César Costa o Julio Alemán y después tomaban helado en la plaza principal.
En la época de zafra hace más calor porque los cañaverales son quemados para facilitar el corte de las cañas.
El perro de la casa se llamaba “Whiskey”, dormía en el zaguán durante el verano, el invierno lo pasaba junto a la estufa. Y hasta donde se sabe nadie tomaba de ese licor. Atrás de la casa había naranjales, un chiquero, algunas gallinas que nunca pusieron huevos, nopales de tunas rojas todo el año y una caseta de madera donde cabían lo mismo botellas vacías de cerveza que machetes y apeos de labranza oxidados para arreglar las matas.
Angela nunca quiso que le dijeran Doña. Entre sus hijos hay un abogado penalista que se volvió cronista del Mante y duerme con un arma bajo la cama. Una hija a quien de cariño todos llaman “Chita”. Un tapicero gruñón que tiene su local junto al despacho del abogado/cronista. Hay también dos ingenieros: uno es agrónomo y el otro químico. El primero salió de la escuela solo para regresar a dar clases. El que es químico vive en la capital y se casó con una enfermera. Otro hijo es contador y montó (literalmente) un negocio de tapetes, cortinas, tapices y alfombras. Alguien asegura que le hizo un trabajo a cierto político influyente que al término de su período ya no fue tan influyente y salió con prisa y sin despedidas del Mante, del estado y del país. En ese orden.
Con algunas excepciones, recuerdo una biblioteca dominada por la agronomía, pero no una televisión encendida.
Angela murió durmiendo una tarde calurosa de junio por una enfermedad que nadie pronunciaba bien. Don Pablo jugó lotería casi toda su vida y ganó muchos reintegros que a veces distribuía entre sus nietos y en otras los usaba en cosas que nuca se supieron. El refrigerador de Angela fue comprado de contado en la mueblería de un árabe que llegó en un barco carguero al puerto de Tampico solo para hundirse.
El Río Frío tiene plantas que hacen cosquillas en los pies y peces tímidos de color gris. A veces, si buscas entre las piedras, puedes hallar conchas y caracoles pequeños.
Don Pablo murió meses después que Angela por soledad que los médicos llamaron infarto cerebral. Se decía que algunos de los hijos eran producto de ciertas visitas a ciertas mujeres que Don Pablo hizo con todo y un solo testículo. Su desayuno preferido era cereal corn flakes con leche caliente, dejándolo reposar hasta que se volvía una especie de sopa mientras leía el periódico en voz alta para que Angela también se enterara de las noticias.
La jaula del perico sigue colgada, tan vacía como la casa que uno de los hijos aún visita de vez en cuando. Y de la cual, uno de los nietos inventa historias de vez en cuando para no aburrirse.

Comments: Publicar un comentario



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?