10.11.03

A unas calles de su destino, una mujer que vendía rosas a transeúntes y
automovilistas en el rojo del semáforo, lo sacó de sus reflexiones. Vio como desde su auto una pareja hacia señas a la vendedora para que se acercara. Escuchó que preguntaban si tenían buen aroma cuando les dijo el precio. Después de oler una de las flores, la chica dijo que el perfume no era suficientemente rosa. La devolvieron, pero la vendedora insistió tanto que hasta bajó el precio. El semáforo cambió a verde. Mientras los autos se alejaban, la mujer, en medio de la avenida, acomodó las rosas impresas en papel plastificado.
Esperando el siguiente cambio de luz las olió, pensó que la chica tenía razón.

Comments: Publicar un comentario



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?