17.6.04

David se había mantenido siendo operador de montacargas, vigilante, ayudante mecánico, repartidor de periódicos y varios oficios más bastante dispares entre sí. Duraba unos meses en cada uno, renunciaba argumentando motivos personales, desaparecía de diez a veinte días y se empleaba en otra cosa. No tuvo problemas o al menos ninguno interfirió en su trabajo pero hubo por ahí dos o tres romances considerados como serios por la parte femenina implicada. Parecía una persona buscando algo sin saber a ciencia cierta que. No sería el primero ni el último en la misma situación.

Como dije, David había estado moviéndose, siguiendo un patrón quizás de forma inconsciente. Hice unas pequeñas suposiciones eliminé las obvias, lo hallé. Cuando planeas tus movimientos todo parece moverse bajo cierta lógica y se dice que es suerte. Claro que David fue algo escéptico al principio, hubiera pensado mal de él si no fuese así. Le entregué el papel con la dirección de correo que debía contactar en menos de veinticuatro horas para recibir instrucciones detalladas. Parece que reconoció algo al ver la letra con que estaba escrita y a punto estuvo de hablar pero se contuvo viéndome fijamente por unos segundos. Bajó la vista tratando de ocultar su emoción, con otra persona lo hubiera logrado, conmigo no.

Nos despedimos como personas que tropiezan por accidente, piden disculpas y siguen su camino. Caminé varias calles buscando donde usar sin tanta interferencia el celular cuando escuché pasos apresurados que se acercaban. Preparé el arma que siempre escondo en cierta parte de mis ropas y aguardé. Era David. Quería invitarme auténtica cerveza de barril en un lugar llamado El Templo. Me negué con una excusa que ambos sabíamos era mentira pero agradecí su invitación.
Se fue en silencio.

Seguí caminando hasta un parque mal iluminado, donde varias parejas se prometían cosas imposibles al calor de sus caricias; logré señal de celular y avisé a una máquina contestadora que el primero había sido hallado. Después recapacité en la invitación pero ya era tarde, así que me fui a beber solo, en un bar donde la rocola tocaba al dos por uno si le caías bien a la dueña.

Comments: Publicar un comentario



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?