la guarida rebelde

Debí sospechar; cuando desperté sin esa sensación de haber descansado y mi recién terminado período de sueño me pareció un desperdicio de tiempo, que el día de ayer sería el más largo de mi vida. El estudio de ph a mi madre era a las nueve y no podría ir, en el trabajo ya había pedido permiso para llevarla a otros estudios así que ahora mi hermano tuvo que encargarse. Papá volvió a hacer de las suyas y se fue de casa con la coincidencia de que desaparecieron varios compactos, libros y diskettes entre ellos mis respaldos de varios cuentos que estuve trabajando. Una junta de promoción en esa empresa que fabrica super equipos de combustión de alta eficiencia se volvió una crucifixión de la marca que represento, por fallas que cometió el anterior representante de nada valieron mis argumentos lo unico que hice fue aguantar y desarrollar una migraña, la junta terminó pero el dolor siguió por varias horas. En la librería ya no había copias de "Informe sobre ciegos", solo la actitud altanera de sus empleados y su cara de ofendidos cuando ignoré su ofrecimiento de cuentos de terror para niños. Mientras escribo esto me interrumpen las mismas dudas que he tratado de explicarle varias veces al nuevo compañero. La computadora está fallando dijo mi hermano por celular, dice que le falta un archivo de inicio, la llevamos a casa de un primo quien hizo todo lo posible por salvar los datos pero un virus había dañado seriamente el sistema: terminó con mis cuentos, la colección de imágenes, mi música, los juegos instalados con todo y avances. Es de noche, al llegar a casa la veo con unos tubos que salen o entran no lo sé, de su nariz y pecho, todos conectados a un aparato fijado en su cintura. Haré algo, se supone que siempre hago algo, excepto ese momento en que el día más largo de mi vida pasa frente a mis ojos estallando en un grito que no suelto y el cual no me deja dormir, pues no desperdiciaré mi tiempo otra vez.