25.8.04

Me pregunto si de verdad funcionan los sistemas de rastreo por satélite que la mayoría de los vehículos de carga dicen tener, dijo Peggie Sue tratando de romper el silencio que nos acompañaba ya por varios kilómetros. Pero su intento fue inútil pues nadie dijo algo más por un buen rato. Las libélulas intentaban cruzar el angosto y saturado camino de la carretera libre a Ciudad Industrial, unas cuantas lo conseguìan solo para tratar nuevamente. No teníamos estereo en el auto solamente la tendencia a tratar de ignorarnos.
Ya no hay molinos de viento solo torres de alta tensión alineadas hacia el horizonte. De vez en cuando un trailer se detiene y sube a una persona que imagina que se va lejos y olvida todo cerrando la puerta. ¿No te parece extraño ver un árbol seco enmedio de un ojo de agua? fue mi intento de celebrar un intercambio de palabras. Nada.

Ranchos ganaderos con sus anuncios oxidados ofrecían becerros, sementales y embriones, pero solo ví las cercas siendo devoradas por un pasto seco y filoso. Peggie Sue no quiere esperar al contacto en ese hotel de paredes delgadas y televisión de cinco canales de los cuales tres son para adultos, uno es de compras y el otro de una secta religiosa. Aún y cuando faltaba poco para llegar sentí el camino muy largo con su paisaje repetido de vegetación, antenas de radio, olvidada propaganda política, restaurantes cuya única diferencia está en el nombre porque todos tienen el mismo patrocinador y solo venden carne, harina, cerveza. Pasamos la carga por el retén militar sin problemas y entramos a la ciudad.

No, no sé si funcionen realmente esos sistemas de rastreo, dije de pronto. Sí, me parece extraño ver un árbol así pero son cosas que existen a pesar de nosotros, respondió.

En el ardiente cielo, unas pocas nubes como rayas de gis desaparecían lentamente.

Comments: Publicar un comentario



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?