15.12.04

Las armas, ansiosas, reposaban en los hombros del pelotón.
¿Era la última o la primera ejecución del día?
Debo decir algo memorable pensó el prisionero. Pero nada llegaba a su mente, tan solo la agonía del tiempo,
de su tiempo.
¡ Preparen! No quería ser un enemigo más sin nombre ni mención en la historia.
¡ Apunten! Algo que al menos recuerden cada vez que disparen.
Un grito trató de ser más fuerte que el ¡Fuego! y los disparos.

¿Qué dijo? Preguntó el pelotón mientras se alejaba. Nadie supo.
Las armas no dejaron escuchar las palabras.

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