26.4.05

la prueba terminó y esa típica sensación de ignorar todas aquéllas cosas que me hicieran dudar de las respuestas se instaló comodamente. las baterías del discman también se terminaron así que no había aislamiento contra las calles. los demás se quedaron atrás con sus preguntas, yo nos los dejé.
era fresca la tarde para ser abril. le hallé atendiendo esa nueva librería en el museo metropolitano, siempre sucede lo mismo tardo en reconocer los rostros aún los más familiares. en la plaza de enfrente las palomas huían de una niña que trataba de alcanzarlas con la esperanza de aprender a volar tomada de sus alas.
nos veremos el lunes le dije como despedida a la persona encargada, la suya fue un gesto indescifrable.
el cuerpo de un anciano vendía baterías, lentes y discos piratas, pero su interior estaba en esa misma plaza a muchos años de distancia, y solo el sonido de las monedas lo trajo de regreso.
cuando salí de ahí las palomas seguían jugando con la niña.

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