1.9.06

dijo que conoció la ciudad pero que nunca vió librerías, y se lo creí mientras duró la luz roja del semáforo a la salida de la ciudad.
le conté la anecdota del tren militar misma que ignoró fumándose un cigarrillo pues a un lado del camino le enseñaban a una jovencita a manejar un viejo tractor john deere. más tarde una columna de humo delante de nosotros marcaba el sitio a donde nos dirigíamos. el clima se volvió agradable, muy fresco a comparación de donde salimos.
en estos apartados lugares el silencio puede devorarse los ruidos, a las personas, incluso a los recuerdos.
cuando terminamos el trabajo y sin nadie alrededor me despedí. él tenía un viaje muy largo por delante, pero no pensaba acompañarlo.
yo quería regresar a buscar esas librerías.

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